Los perros de más de 5 años
de edad requieren una atención continuada para detectar signos anormales
precoces. Cuanto antes los observemos, el tratamiento tendrá mayores garantías
de éxito. Actualmente, el examen de la próstata por tacto rectal (valoración de
tamaño, forma, dolor) debería formar parte del chequeo anual rutinario que se
realiza a todos los perros mayores de cinco años.
Incluso los perros sin síntomas aparentes pueden
estar sufriendo molestias asociadas a un tamaño anormal de su próstata. La próstata es una glándula sexual de los machos de los mamíferos situada alrededor de la uretra en la base de la vejiga de la orina ; segrega un líquido que forma parte del semen.
La sintomatología en las enfermedades de próstata es muy variada, y no
siempre se presentan todos los signos clínicos que aquí se describen; generalmente los síntomas estarán relacionados con los efectos que produce el aumento de tamaño de la
glándula y la presión que puede ejercer sobre órganos adyacentes:
Síntomas urinarios y reproductores: infertilidad, sangrado por el pene
aunque el perro no esté orinando (podemos encontrar manchas de sangre donde
duerme el perro), hematuria u orina con sangre (podemos encontrar los peros de
la zona prepucial manchados), dificultad o dolor al orinar, y tanto incontinencia
urinaria como imposibilidad para orinar debido a obstrucción uretral .
Síntomas digestivos: estreñimiento, tenesmo (esfuerzos constantes para
defecar) dolor al defecar, u otros cambios como heces delgadas en forma de
cinta o lápiz, o heces de menor tamaño.
Síntomas generales: fiebre, dolor abdominal, depresión o apatía, falta
de apetito, pérdida de peso, cojera, vómitos.
La hiperplasia
prostática benigna en los perros es el aumento del número y tamaño de las
células epiteliales de la próstata. Puede aparecer a partir de los 2,5 años de
edad, es la enfermedad prostática más común y casi el 100% de los perros no
castrados la desarrollan al envejecer; la mayoría de los perros no presentan
síntomas apreciables, y los que sí lo hacen pueden tener cualquiera de los
anteriormente mencionados en función del grado de aumento de la próstata. En
asociación con la hiperplasia pueden desarrollarse quistes llenos de líquido de
tamaño variable en el interior de la glándula que en ocasiones pueden
infectarse y transformarse en abscesos
prostáticos, siendo este un problema mucho más complicado de tratar. También
existen quistes paraprostáticos: uno o más sacos llenos de líquido adyacentes a
la próstata y unidos a ella; estos quistes pueden tener origen prostático o ser residuos del útero
masculino que no han degenerado durante el desarrollo del feto; los síntomas
dependerán del tamaño del quiste y de la posible invasión de uretra o colon; se
recomienda su drenaje quirúrgico junto con la castración del animal.
La prostatitis
aguda o crónica es un proceso inflamatorio de la próstata causado por
infección bacteriana. Cuando la infección es grave se puede producir acúmulo de
material purulento en el interior de la glándula que se encapsula dando lugar a
uno o varios abscesos prostáticos.
Las posibles vías de infección de la próstata son la uretral (a través de orina
infectada), hematógena, a través del conducto deferente, o procedente de la
flora rectal. La prostatitis aguda puede conducir a septicemia (diseminación
bacteriana a través de la sangre), la cual puede ser responsable de la gravedad
de los síntomas en esos casos. La prostatitis crónica puede conducir a la
formación de abscesos, que si aumentan mucho de tamaño pueden llegar incluso a
romperse y producir una peritonitis.
Los tumores
de la próstata pueden ser primarios, o metástasis de tumores originados
inicialmente en otro órgano. Generalmente son tumores malignos como el
adenocarcinoma. Los tumores prostáticos tienden a difundirse a través de ganglios
linfáticos hacia pulmones, vértebras y
otros huesos, por lo que están indicadas las radiografías torácicas y óseas
para buscar lesiones tras el diagnóstico del tumor de próstata. Son más
frecuentes a partir de los 9-10 años.
El diagnóstico de las enfermedades prostáticas puede incluir exploración clínica, radiografías simples y de contraste,
ecografía (fundamental), analítica de sangre, de orina y/o de líquido
prostático, o biopsia.
El tratamiento será médico (antibioterapia, bloqueantes hormonales en la hiperplasia
benigna, antiinflamatorios, antitumorales; no se deben emplear ni compuestos estrogénicos ni progestágenos sintéticos ya que,
aunque reducen el tamaño de la próstata, ni están autorizados en los perros ni
se recomiendan debido a sus posibles efectos secundarios: supresión de la
médula ósea, metaplasia prostática), quirúrgico (drenaje de quistes,
prostatectomía) o combinación de ambos en función de la gravedad y tipo de
problema. En la mayoría de los casos se recomienda la castración del animal
como tratamiento auxiliar o incluso como tratamiento principal puesto que
conduce a la reducción del tejido prostático hasta del 70%.
A mi perro le acaban de hacer un examen y le encontraron abcesos prostáticos.
ResponderEliminarAgradezco la información publicada centroveterinarioArgos.