El otoño, con sus frecuentes
lluvias, es época de setas. La curiosidad de nuestros perros puede hacer que
coman alguna de esas setas en su salida al parque o al campo.
Las setas venenosas para los
perros son las mismas que para las personas. No existen reglas simples que permitan
identificar las setas venenosas. La “tradicional” creencia de que las setas
venenosas ennegrecen el ajo o la plata, u otros métodos “clásicos” para
diferenciar el tipo de seta son falsos. La única forma de saber si una seta es
comestible o no, es conocerla perfectamente, lo que no es fácil.
La ingesta de setas venenosas
puede producir desde síntomas gastrointestinales como vómitos hasta alteraciones neurológicas, renales o
hepáticas, e incluso la muerte, dependiendo del tipo de seta ingerida. La
gravedad de los síntomas dependerá también de la cantidad de seta que nuestro
perro haya comido.
Los síntomas graves no siempre
aparecen justo después de comer las setas venenosas. A menudo aparecen varios
días después de su ingestión.
Si nuestro perro está
medianamente educado, quizá huela la seta, la chupe, pero no se la coma, con lo
que en principio el problema quizá no pase de una leve diarrea o algún vómito.
En cualquier caso, ante la duda, siempre será aconsejable visitar al
veterinario.
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