Llegó el verano, y con él, las buenas temperaturas y la
posibilidad de acceso a piscinas, ríos…No siempre podemos llevar a nuestras
mascotas a darse un baño con nosotros por lo que debemos aprovechar las
ocasiones en que sí sea posible, sobre todo en el caso de los perros; la
historia es diferente con los gatos ya que la mayoría rechaza el baño. La
hidroterapia o terapia con agua es un ejercicio completo que tiene efecto
beneficioso en diferentes dolencias del cuerpo como la artrosis (en este caso
debemos prestar especial atención a la temperatura del agua), problemas
neurológicos, dolores musculares, exceso de peso, etc, y ayuda a mantener el buen estado de salud. La
natación fortalece músculos y huesos e incluso se recomienda como terapia para
perros nerviosos e hiperactivos. Mejora la amplitud de movimiento de las
articulaciones, aumenta la circulación, mejora la tolerancia al ejercicio,
facilita reeducar la marcha en animales con dificultad para andar en terreno
seco. Hay excepciones a este tipo de ejercicio, como a cualquier otro; en enfermedades
graves de riñón, hígado, corazón, o problemas de piel o respiratorios severos no
es recomendable realizar esta terapia; en cualquier caso siempre es conveniente
consultar con su veterinario.
El principal motivo por el que nuestra mascota
puede mostrarse reticente a la hora de darse un chapuzón es el miedo al agua. Los
primeros contactos con el agua siempre deben ser graduales para no crear malas
experiencias en nuestro animal.
Podemos dejarle que se aproxime al borde de la
piscina, orilla del río…para que coja confianza y luego meterlo en brazos sujetándole
por la tripa una vez ya dentro del agua. Lo ideal es que adopte una postura
horizontal del cuerpo para nadar sin problemas. No debemos tirarle de golpe al agua; se
asustaría y rechazaría volver a sumergirse.
Además de la natación existen otras terapias con agua como
caminar sobre cintas subacuáticas (se emplea en problemas de locomoción), o los jacuzzi.