martes, 20 de noviembre de 2012






Los perros de más de 5 años  de edad requieren una atención continuada para detectar signos anormales precoces. Cuanto antes los observemos, el tratamiento tendrá mayores garantías de éxito. Actualmente, el examen de la próstata por tacto rectal (valoración de tamaño, forma, dolor) debería formar parte del chequeo anual rutinario que se realiza a todos los perros mayores de cinco años.       
Incluso los perros sin síntomas aparentes pueden estar sufriendo molestias asociadas a un tamaño anormal de su próstata.   

  La próstata es una glándula sexual de los machos de los mamíferos situada alrededor de la uretra en la base de la vejiga de la orina ; segrega un líquido que forma parte del semen.

La sintomatología en las enfermedades de próstata es muy variada, y no siempre se presentan todos los signos clínicos que aquí se describen; generalmente los síntomas estarán relacionados con los efectos que produce el aumento de tamaño de la glándula y la presión que puede ejercer sobre órganos adyacentes:
Síntomas urinarios y reproductores: infertilidad, sangrado por el pene aunque el perro no esté orinando (podemos encontrar manchas de sangre donde duerme el perro), hematuria u orina con sangre (podemos encontrar los peros de la zona prepucial manchados), dificultad o dolor al orinar, y tanto incontinencia urinaria como imposibilidad para orinar debido a obstrucción uretral .
Síntomas digestivos: estreñimiento, tenesmo (esfuerzos constantes para defecar) dolor al defecar, u otros cambios como heces delgadas en forma de cinta o lápiz, o heces de menor tamaño.
Síntomas generales: fiebre, dolor abdominal, depresión o apatía, falta de apetito, pérdida de peso, cojera, vómitos.

La hiperplasia prostática benigna en los perros es el aumento del número y tamaño de las células epiteliales de la próstata. Puede aparecer a partir de los 2,5 años de edad, es la enfermedad prostática más común y casi el 100% de los perros no castrados la desarrollan al envejecer; la mayoría de los perros no presentan síntomas apreciables, y los que sí lo hacen pueden tener cualquiera de los anteriormente mencionados en función del grado de aumento de la próstata. En asociación con la hiperplasia pueden desarrollarse quistes llenos de líquido de tamaño variable en el interior de la glándula que en ocasiones pueden infectarse y transformarse en abscesos prostáticos, siendo este un problema mucho más complicado de tratar. También existen quistes paraprostáticos: uno o más sacos llenos de líquido adyacentes a la próstata y unidos a ella; estos quistes pueden tener  origen prostático o ser residuos del útero masculino que no han degenerado durante el desarrollo del feto; los síntomas dependerán del tamaño del quiste y de la posible invasión de uretra o colon; se recomienda su drenaje quirúrgico junto con la castración del animal.

La prostatitis aguda o crónica es un proceso inflamatorio de la próstata causado por infección bacteriana. Cuando la infección es grave se puede producir acúmulo de material purulento en el interior de la glándula que se encapsula dando lugar a uno o varios abscesos prostáticos. Las posibles vías de infección de la próstata son la uretral (a través de orina infectada), hematógena, a través del conducto deferente, o procedente de la flora rectal. La prostatitis aguda puede conducir a septicemia (diseminación bacteriana a través de la sangre), la cual puede ser responsable de la gravedad de los síntomas en esos casos. La prostatitis crónica puede conducir a la formación de abscesos, que si aumentan mucho de tamaño pueden llegar incluso a romperse y producir una peritonitis.

Los tumores de la próstata pueden ser primarios, o metástasis de tumores originados inicialmente en otro órgano. Generalmente son tumores malignos como el adenocarcinoma. Los tumores prostáticos tienden a difundirse a través de ganglios linfáticos hacia  pulmones, vértebras y otros huesos, por lo que están indicadas las radiografías torácicas y óseas para buscar lesiones tras el diagnóstico del tumor de próstata. Son más frecuentes a partir de los 9-10 años.










El diagnóstico de las enfermedades prostáticas puede incluir  exploración clínica,  radiografías simples y de contraste, ecografía (fundamental), analítica de sangre, de orina y/o de líquido prostático, o biopsia.




El tratamiento será médico (antibioterapia, bloqueantes hormonales en la hiperplasia benigna, antiinflamatorios, antitumorales; no se deben emplear ni compuestos estrogénicos ni progestágenos sintéticos ya que, aunque reducen el tamaño de la próstata, ni están autorizados en los perros ni se recomiendan debido a sus posibles efectos secundarios: supresión de la médula ósea, metaplasia prostática), quirúrgico (drenaje de quistes, prostatectomía) o combinación de ambos en función de la gravedad y tipo de problema. En la mayoría de los casos se recomienda la castración del animal como tratamiento auxiliar o incluso como tratamiento principal puesto que conduce a la reducción del tejido prostático hasta del 70%.

1 comentario:

  1. A mi perro le acaban de hacer un examen y le encontraron abcesos prostáticos.
    Agradezco la información publicada centroveterinarioArgos.

    ResponderEliminar