jueves, 7 de marzo de 2013

El gato y el marcaje por rascado

El marcaje mediante rascado forma parte del comportamiento normal del gato, lo que debería ser conocido y aceptado por el propietario, a ser posible antes de que el gato entre a formar parte de la familia. En algunos casos puede ser preferible aconsejar no adoptar un gato como mascota.

Con una buena educación del gato y el propietario se puede evitar en gran manera el daño al mobiliario y a las personas. El veterinario puede y debe informar y asesorar al dueño, resolviendo las dudas que se planteen. Todo gatito que entre por la puerta de la clínica por primera vez debe salir con la información al respecto y si es posible, con su primer rascador para casa.

Los rascadores son la principal herramienta para conseguir que el sofá no salga dañado. Hay muchos tipos en el mercado y cada gato puede tener sus preferencias… El material más empleado es la cuerda de pita, pero también se usan el cartón y la moqueta. 

Lo más importante es que se puedan colocar en posición vertical, que puedan anclarse al suelo o cuenten con una sólida base que impida que se mueva y que tengan una altura mínima de 70 cm, para que el gato pueda estirarse completamente al hacer sus ejercicios. 

El sitio donde se instala es muy importante; de nada servirá el mejor rascador del mundo si está colocado en una habitación en la que el gato no entra. 

Lo mejor es tener varios, distribuidos por la casa, y si el gato ya ha empezado a rascar en determinadas zonas, colocarlos cerca de ellas e ir aproximándolos. También es útil frotar un poco de hierba gatera para hacerlos más atractivos. 

Además, para evitar tentaciones, una solución fácil y tremendamente efectiva es cubrir los sofás con mantas o telas recias.

Cortar las uñas desde pequeños a los gatitos les acostumbra a la manipulación de las patas, lo que reduce en gran manera el estrés cuando se realiza siendo adultos.

Pueden usarse tácticas disuasorias, como colocar objetos que se caigan fácilmente haciendo ruido cuando el gato se disponga a arañar, sin necesidad de asociar la experiencia desagradable con el propietario.

(Artículo redactado por GEMFE, Grupo de Especialidad de Medicina Felina de AVEPA)

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